Tanto trovadores como caballeros e incluso reyes componían sus obras. Esto muestra que la poesía era muy importante en esta época.
Los poemas fueron recogidos en cancioneros, entre los más importantes destacan el
Cancionero de Baena y el
Cancionero de Stúñiga.
CANCIONERO DE BAENA: Compilador: Juan Alfonso de Baena, muy al principio del S. XV:
- 576 composiciones de 56 poetas de las cortes de Juan I y II.
- Influencias:
- trovadoresca, escrita en gallego y castellano, heredera del amor cortés.
- alegórico-dantesca de influencia italiana.
- Temas de lo poemas: sátira social y política y amor.
- Autores destacados: Macías, Francisco Imperial, Alfonso Álvarez de Villasandino, Ferrant Sánchez de Talavera y Gonzalo Martínez de Medina, además del propio Juan Alfonso de Baena.
CANCIONERO DE STÚÑIGA:
- Recoge las obras de poetas aragoneses, castellanos y catalanes junto a humanistas italianos. A pesar de ello predomina la tradición de los cancioneros hispánicos y provenzales aunque también presenta influencia italiana.
- Poesía más lírica que la del Cancionero de Baena.
Dentro de la tradición alegórica-dantesca destacan los poetas Juan de Mena e Ìñigo López de Mendoza (marqués de Santillana). Y en líneas generales destaca sobre los demás Jorge Manrique.
1. Marqués de Santillana.
Íñigo López de Mendoza (1398-1458) fue hijo de Diego Hurtado de Mendoza, poeta ocasional, y Leonor de la Vega, familia noble, enriquecida con los reyes Trastámara. Tras una serie de luchas por defender el título de Almirante, que hubiera heredado de su padre, y otros privilegios, se casa en 1412 con Catalina de Figueroa, hija del maestre de Santiago.
Literariamente se formó en la corte aragonesa, accediendo a los clásicos del humanismo y de la poesía trovadoresca.
Fue, además, uno de los primeros historiadores de la literatura española y le preocupó cuestiones poéticas, como demuestra el prólogo que puso a sus obras, el Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal.
Es especialmente recordado por sus serranillas, poemas de arte menor que tratan del encuentro entre un caballero y una campesina, a imitación de las pastorelas francesas, pero inspiradas en una tradición popular autóctona propia. Fue el primer autor que escribió sonetos en castellano, estrofa de origen italiano mal conocida aún en Castilla: los 42 sonetos hechos al modo italiano. Su obra maestra dentro del estilo alegórico-dantesco es la Comedieta de Ponza, donde describe la batalla naval semejante en coplas reales. Escribió además poemas alegóricos y doctrinales (dezires) y lírica cancioneril, y recopiló una de las primeras colecciones paremiológicas en castellano, los Refranes que dicen las viejas tras el fuego. Falleció en su palacio de Guadalajara el 25 de marzo de 1458.
2. Juan de Mena
Escritor español. Perteneciente a una familia noble, estudió en la Universidad de Salamanca y posteriormente en Italia, donde adquirió un buen dominio del latín y descubrió a los autores del primer Renacimiento.
Su obra principal es el Laberinto de Fortuna, también llamado Las trescientas, en referencia al número aproximado de sus estrofas; una de las muestras más logradas de la tendencia alegórico-dantesca surgida en la literatura española del siglo XV, la obra destaca por el empleo del arte mayor, su ritmo sonoro y el lenguaje elocuente y elaborado.
En verso escribió además Lo claro-oscuro, extraña combinación de estrofas dodecasílabas y octosílabas, y otras composiciones de carácter alegórico y moral, como el Razonamiento con la muerte o las Coplas contra los siete pecados capitales.
Como prosista experimentó con una adaptación de la Ilíada, que tituló Homero romanceado, comentó la Coronación en honor de su amigo el marqués de Santillana y prologó el Libro de las claras y virtuosas mujeres, de Álvaro de Luna, su protector.
Su prosa es latinizante, tanto en el léxico como en la sintaxis, y acusa una tendencia cultista que se manifiesta también en su obra poética; su obra fue objeto de comentario durante el Renacimiento por parte de los humanistas Hernán Núñez y el Brocense. Enterrado en Torrelaguna, sus restos fueron trasladados a Madrid en el siglo XIX.
Poeta más significativo del siglo XV.
El estilo de su vida: elegante, heroica, cortesana y militar es también el de su obra.
Jorge Manríquez escribió poesías amorosas, siguiendo las pautas de la poesía trovadoresca y del amor cortés. Una de sus composiciones más importantes que se han conservado hasta día de hoy es: “Las Coplas a la muerte de su Padre”.
La muerte de Don Rodrigo, padre de Jorge Manríquez, inspira al poeta la famosa elegía que surge, en un principio, para lamentar la pérdida del ser querido pero que se convierte en un tratado de filosofía cristiana sobre la fugacidad de la vida y la trascendencia de la muerte.
Las coplas son una poesía moral sobre el valor de la vida y la muerte.
-ELEMEMTOS DE
LA TRADICIÓN LITERARIA PRESENTES EN LAS COPLAS:
● La elegía o planto.
● La pregunta sin respuesta, que se utiliza como recurso estilístico mediante el cual el poeta se pregunta qué ha sido de aquellos que han gozado de la vida en otro tiempo y nos conduce a un plano trascendente.
● Nuevos matices propios de un siglo de transición como es el siglo XV: tema de la fortuna y la fama son temas muy pronunciados en esta famosa obra.
-ORIGINALIDAD DE LAS COPLAS:
La originalidad de Manríquez estriba en haber sabido tratar las preocupaciones de los hombres del siglo XV desde la sinceridad de su vivencia personal, con un enfoque y un lenguaje de gran modernidad.
-MÉTRICA Y ESTRUCTURA:
● Son estrofas de seis versos octosílabos pero el tercer y sexto verso de cuatro sílabas. De forma 8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c.
● La estructura interna está dividida en tres partes fundamentales:
Primera parte: expone las consideraciones filosóficas propias de la concepción cristiana sobre la rapidez con que transcurre la vida y la escasa importancia que adquieren nuestros afanes ante la muerte.
Segunda parte: que revisa la historia pasada según el tópico medieval.
Tercera parte: donde el poeta se centra en Don Rodrigo, su padre, recordando sus cualidades morales y su conducta virtuosa.
Después de un sereno diálogo con la muerte, esta, en persona, tranquiliza a Don Rodrigo con la esperanza de ser merecedor no sólo de la vida de la fama sino de la vida eterna.
-SENTIDO:
- El terrenal, deleitable, en el que moran los pecados infernales.
- El más allá sobrenatural, que condiciona toda la vida.
- El de la existencia honrosa, la fama, la gloria...
-LENGUAJE Y ESTILO:
● El lenguaje es ágil y natural, doctrinal y solemne.
● Manríquez expresa la forma cristiana de enfocar la vida y aceptar la muerte de una manera natural.
● Su voz transcurre melodiosa y rítmica a través de las coplas apartándose del lenguaje artificioso de otras elegías de su época.
● Aparecen referencias de lo transitorio de la vida de este mundo.